4.3.09


Pateo cenizas al piso y me rindo frente a mi portón. Voy pensando en que no hace ni un año y las cosas ya no son igual, las disculpas no cuesta aceptarlas, me cuesta saber perdonar. Y vuelvo a despertar, cansada de estar tan cansada de ser, me digo: “No hay mitad que sea tan mala como la que tenés”. Y olvido que traigo conmigo canciones y amigos, tu alma es ahora mi estrella, el dolor ya no hace mal. Mirando estoy, a veces me toca el silencio total, colgada de la hoja más alta del árbol que sé imaginar, porque hay cosas que sangran por dentro y nadie las puede notar. Si percibo en la luna esa luz eterna que reza tu nombre y convida el sabor, quiero amanecer que mañana no soy si no tuve tu ayer.

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